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Óscar Wong

Poeta, narrador y ensayista. Becario del INBA-FONAPAS y del Centro Mexicano de Escritores en ensayo. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde y el Certamen Literario Rosario Castellanos en Cuento.


Las “íes” bajo los puntos, Vásquez Aguilar; Un poeta de la costa

Con lenguaje violentado, acaso por el abandono de la puntuación y de la métrica, hasta llegar a la radicalidad –borde y reborde del Yo poético–, afectando el contenido, Joaquín Vásquez Aguilar.

Originario de la costa, allá en la frontera sur, articuló su propuesta lírica con imágenes sugestivas y golpes de humanidad. Natural de Cabeza de Toro, Mpio. de Tonalá, Chiapas (agosto 15 de 1947), donde el calor, el mar, los días oscuros y los cambios de estación se dan la mano con la esencia poética, el autor moduló atmósferas e intenciones sonoras, metonímicas, surgidas de la sintaxis, trastocada a la manera de Vallejo, el de “Trilce”.

Joaquín Vasquez Aguilar en Tonalá

Joaquín Vasquez Aguilar en Tonalá
Foto archivo

Su primer poemario, “Cuerpo adentro” (1977), representa una crónica espiritual (que se revierte en una larga, amorosa queja de vida, de existencia), observada a través de la naturaleza, la cual le dio su cualidad, y calidad estética, sus núcleos axiológicos.

En cambio en Aves, con siete únicos poemas, el autor –fallecido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (enero 8 de 1994)– empieza a integrarse a un contexto más claro y determinante –la vida en la ciudad–, en donde las teorías sociales –“la charla sobre el capitalismo”, por ejemplo– están supeditadas a la ensoñación. “Aves” es un recorrido visual por el mundo íntimo del poeta; constituye también un ascenso en la temática y, desde luego, en sus contenidos.

Persisten las imágenes sugestivas, golpeando el ritmo, la melodía. Debo precisar que en otro poemario independiente titulado Casa (Universidad Autónoma de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, 1984), se reflejan los rasgos ya anotados de este autor. La visión de Vásquez Aguilar es, ciertamente, sencilla, plena de metáforas donde el lenguaje se retuerce gracias al conjuro no sólo de la emoción, sino de las intenciones del texto.

En cambio “Vértebras”, con treinta y tres poemas (el total de los huesecillos de la columna vertebral), donde la experimentación y las metáforas están al servicio del esquema poético, constituye la expresión decantada del poeta de Cabeza de Toro. Si en Cuerpo adentro la naturaleza era el escenario integrado al discurso, si el Yo se insuflaba de vitalidad –desgarrando la sintaxis, golpeando atmósferas–, si en Aves la tercera persona singularizada daba paso a la eufonía y a otras instancias líricas, describiendo en vuelo de lo cotidiano, en “Vértebras” la palabra es angustiante; los recursos de la tradición hispana son asumidos, y subsumidos, por el autor hasta inyectarles una perspectiva profundamente personal.

Joaquín Vasquez Aguilar con familia

Joaquín Vasquez Aguilar con familia. Foto archivo

http://poesiadewong.blogspot.com

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