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Un día primero de junio hace 25 años, el arqueólogo e investigador tuxtleco, Arnoldo González Cruz, director del Proyecto Palenque y Fanny López Jiménez, encargada (a propuesta de Arnoldo) de los trabajos en la parte oeste del templo de las inscripciones, llevaron a cabo un descubrimiento relevante para el mundo maya y la arqueología en general: La tumba de la Reina Roja, como ahora se le conoce, que fue encontrada en la subestructura del Templo XIII, en el corredor funerario donde también se encuentra la Tumba de Pakal.

En marzo de 1994 comenzaron las labores del Proyecto Especial Palenque, bajo la dirección de Arnoldo González. El 11 de abril encontraron una tumba en el Templo de la Calavera que contenía alrededor de 700 piezas de jade. Ese mismo día hallaron un templo (el Templo XIII) con tres habitaciones o cámaras, una de las cuales estaba sellada. Una semana después se hizo una oquedad para ver si contenía algo en su interior y con sorpresa vieron que se trataba de una tumba y un sarcófago; sin embargo, decidieron dejar al último la entrada a dicha cámara. El primero de junio de ese mismo año, se descubrió lo que había en aquella cámara cerrada, pequeña y abovedada, de 4.20 x 2.50 metros: un personaje de la realeza maya, que yacía, en el interior del sarcófago (tallado en una sola pieza de piedra, de 2,40 m de largo por 1,18 m de ancho), con tan sólo su atuendo, cubierto de cinabrio y jade, una ofrenda cerámica y dos acompañantes, un niño de entre 8 y 11 años y una mujer entre los 25 y los 30, uno situado en el lado este y el otro en el oeste, sacrificados para acompañar al personaje central en su viaje por los nueve estratos del inframundo.

El nombre de Reina Roja fue puesto por su osamenta cubierta de polvo de cinabrio, color rojo intenso. El cinabrio es un mineral tóxico compuesto por sulfuro de mercurio y azufre, usado para conservar restos humanos, está asociado con la sangre como fuente de vida y al oriente por donde sale el sol, el sulfuro de mercurio reacciona con el calor y el movimiento, y que al liberar sus partículas tóxicas obligó a los arqueólogos a ponerse una máscara para poder trabajar dentro de la tumba. Dicen que para los mayas pintar de cinabrio la sepultura simboliza que el difunto enterrado ahí renacerá, así como el sol vuelve a salir por el oriente. Su muerte no es el final absoluto y hay que ponerle cinabrio para que su espíritu llegue vivo hasta el último estrato del inframundo. Y el cuerpo se entierra, igual que las semillas, para que vuelva a nacer. En esta tumba hay más de mil 400 piezas de ofrenda. El ajuar funerario de la Reina Roja consta de varias piezas: máscara de malaquita, diadema de jade, collar, un cinturón con una máscara de jade, pectoral, tocado, figurilla con concha, collares, pulseras, tobilleras, perlas, agujas de hueso, navajitas de obsidiana y conchas.

Sobre el particular Arnoldo González comenta que: “Un hecho importante que debemos subrayar es que los edificios son contiguos (tumba de Pakal y de su esposa) y forman parte de la Gran Plaza de la ciudad. En los dos edificios hay escaleras interiores que conducen a la tumba y ambos contienen un sarcófago monolítico con tapa dentro de una cámara: casos únicos en el Área Maya. En los dos hallazgos, los personajes iban acompañados en su viaje al inframundo de individuos sacrificados, ambos portaban máscaras mortuorias de jade, diademas, discos lisos y en forma de flores, conchas, perlas y tres hachuelas planas y delgadas pertenecientes al cinturón ceremonial; finalmente, el interior de los dos sarcófagos estaba pintado de rojo con polvo de cinabrio”

Una reseña del descubrimiento.

Adriana Malvido reseña, para El Universal, el descubrimiento de esta tumba: “Sus restos óseos, intactos, al fondo de un sarcófago monolítico, les revelarán a los antropólogos físicos que se trata de una mujer, que murió a los 56 años, medía 1.55 de estatura … su tumba no contiene un solo glifo que la identifique. En la búsqueda de su identidad, las hipótesis eran: Yohl Ik’nal “Señora Corazón del Lugar el Viento”, bisabuela de Pakal y primera reina de Palenque, quien ostentó el poder durante 20 años. O Ix Sak-Kuk, “Señora Quetzal Resplandeciente” la madre de Pakal y poderosa gobernante; Ix Tz’ ak- B’u Ajaw, la esposa; o su nuera, Ix Kinuu Mat, “Señora Telaraña”. Pero después de los análisis de Carbono 14, los de ADN realizados en 2005 y estudios morfológicos del cráneo, entre otras fuentes, Tz’ ak- B’u Ajaw, “Señora del lugar de los grandes árboles”, cobra fuerza… Y es que la extracción de ADN parecía imposible por la cantidad de cinabrio en los huesos. Hasta que llegó una muestra a la Universidad de Lakehead en Ontario, Canadá, a manos del doctor Carney Matheson, el mismo que analizó los restos óseos recuperados del Titanic y quien logró extraer ADN de los neandertales. Fue él quien le revela a la antropóloga física Vera Tiesler que entre la Reina Roja y Pakal no había parentesco sanguíneo”.

El análisis de sus restos llevó a los investigadores a concluir que la Reina roja tenía su cráneo deformado, con la frente aplanada, para seguir los cánones de belleza mayas.
Con sus restos se pudo concluir que padeció de osteoporosis, que tuvo hijos y que sufrió de sinusitis crónica. Además, en su tibia izquierda encontraron un capullo de larva de avispa. Se cree que, al morir, se encontraba discapacitada. Los altos niveles de estroncio en sus dientes les indicaron a los investigadores que no había nacido en la zona de Palenque. Los dientes, además, mostraron que sufrió de sarro, abscesos y caries, y que tuvo una dieta rica en carne, algo que demuestra que era una persona de alto rango.

Malvido prosigue: “En Palenque, las mujeres no sólo gobernaron y fueron reinas, sino que tenían funciones muy importantes. Las presentan, en los tableros, otorgándole al gobernante los objetos de poder: la tiara, el cetro, el escudo y en ocasiones, los instrumentos de auto sacrificio para ofrecer su sangre a los dioses que la requieren para que siga latiendo el universo. También fungían como guardianas de los libros sagrados, responsables del registro de sucesos históricos y a decir de González Cruz, de guardar la memoria de los conocimientos más valiosos relacionados con hierbas medicinales, tratamientos de enfermedades y técnicas de adivinación… más de 15 años después del descubrimiento, las hipótesis sobre la misteriosa identidad de la Reina se reducen a sólo una: Tz’ ak- B’u Ajaw” que se confirma, dice Arnoldo González, al restaurar el tocado: “nos dimos cuenta de que corresponde al que lleva Tz’ ak- B’u Ajaw en el Tablero de Dumbarton Oaks, donde aparece junto a su esposo Pakal y su hijo Kan Joy Chitam. De hecho, la imagen grabada en el tablero nos ayudó como guía para rearmar la pieza. Ahora sabemos que el tocado está representando a Chaac, el dios de la lluvia que también encontramos en códices, en piezas de cerámica… Lo que sigue es investigar el porqué de ese dios en el tocado de la reina y en el tablero”.

La máscara de la Reina Roja es de malaquita, jade blanco y azabache; dos láminas de obsidiana hacían las veces de pupilas, y cuatro piezas de jade imitaban a los iris, el tocado es de serpentina y dos cuentas tubulares y dos circulares a modo de orejeras, La máscara se encontró rota en 119 pedazos, su reconstrucción tardó nueve meses. Sobre el particular Arnoldo González le comenta a Adriana Malvido: “Nos llevó mucho tiempo la restauración de la máscara, que no es de jade como se pensaba, sino de malaquita. No hay otra máscara así en toda el área maya. Entonces me dediqué a rastrear los posibles yacimientos de ese material y di con La Mina de Santa Fe, entre los límites de Tabasco y Chiapas, donde hay presencia de malaquita. Ya sabíamos, por las inscripciones, que Tz’ ak- B’u Ajaw no era originaria de Palenque sino de Ox Te’K’uh (“Lugar de los Dioses del Árbol”), entonces podemos decir que la máscara de malaquita es un símbolo de identidad de su lugar de origen. Cuando la armamos por vez primera, pensamos que la parte rugosa era la cara interior de la máscara, que se había degradado debido al cinabrio que la cubrió tanto tiempo, y que la parte semi pulida era la cara exterior. Resultó al revés. Ahora suponemos que así fue concebida. Recuerda que la máscara es su retrato y que en su representación está viva, tiene los ojos abiertos. Y eso, llevar el rostro putrefacto, es una forma de engañar al Señor de la Muerte en el inframundo, según el Popol Vuh”.

En la tumba se halló otra máscara más pequeña, realizada con jade, que adornaba una especie de cetro o cinturón. La pequeña máscara de jade se componía de 106 fragmentos de este material y dos placas de obsidiana.

Arnoldo comenta que las cuentas que conforman el pectoral de la Reina y todas las teselas (piezas pequeñas de un mosaico) del tocado siguen en análisis, tanto geológicos, como físicos y químicos. Es, dice, muy importante ahondar en la materia prima para, al igual que con la máscara, acercarse al lugar de origen de la reina. Además, por la gran información que estos materiales proporcionan en torno a las rutas comerciales y los puntos de contacto de Palenque con otros sitios. Y es que, por ejemplo, explica, la máscara pequeña que apareció a un costado del cuerpo y que podría ser parte del cinturón de tres placas de piedra que se halló en la cintura de la reina, durante todos estos años se pensó que era de jade y resulta, después de los análisis recientes, que es serpentina, una piedra de tonalidades verdes que fácilmente se confunde con jadeíta. Esta mascarita, pues, tiene serpentina y algunos fragmentos de jade, pero sigue en estudio. Una sorpresa más en los últimos estudios de la máscara es que la pupila de sus ojos no es de obsidiana sino de azabache y una mucho más reciente es que la esclerótica de la máscara facial que durante años se pensó que era de concha, en realidad es jade blanco.

Proceso de restauración de la máscara

El arqueólogo Emiliano Melgar Tísoc, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, trabajó a lo largo de 2015 con una muestra de 44 piezas pertenecientes a la diadema, las orejeras y el collar, elaborados con jadeíta, así como de la máscara de malaquita de la Reina Roja. Detalló que pese a lo frágil que es la malaquita, incluso recién tallada (por lo cual es inusual encontrarla en arreglos mortuorios), fue posible copiar segmentos representativos de las 119 incrustaciones de dicho mineral que conforman la máscara mortuoria. “Al trabajar con piezas en negativo —las réplicas en polímero— agilizamos la investigación, además de que pudimos hacer pruebas en microscopio electrónico y reconstruir con precisión la secuencia de elaboración que siguieron los artesanos prehispánicos”, comentó el especialista del Museo del Templo Mayor.

La arqueóloga Martha Cuevas añadió que las observaciones macroscópicas se acompañaron de fotografías hechas con un microscopio electrónico de barrido, cuyas amplificaciones de hasta 1,000 aumentos permitieron identificar la secuencia, porosidad e incluso las dimensiones en micras de cada línea o accidente causado por cortes, incisiones, bruñidos u otras marcas de manufactura. Prueba que nunca se había aplicado en torno a estas reliquias.

La llegada a Palenque de la Reina Roja

En la Tesis “El señorío de Palenque durante la Era de K‟inich Janaahb‟ Pakal y K‟inich Kan B‟ahlam (615-702 d.C.)” que presenta Guillermo Bernal Romero para optar por el grado de Doctor en Estudios Mesoamericanos señala el arribo de la reina roja a Palenque: “La llegada de la señora Tz‟ak-b‟u Ajaw, el 19 de marzo de 626, ocurrió un acontecimiento crucial en la historia dinástica local. Ese día llegó a Lakamha‟ una mujer llamada Ix Tz‟ak-b‟u Ajaw para contraer nupcias con K‟inich Janaahb‟ Pakal, quien cuatro días después cumplió 23 años de edad (Pakal llevaba ya 13 gobernando). Desconocemos qué edad tenía Ix Tz‟ak-b‟u Ajaw, pues los textos no registran su fecha de nacimiento. Bernal apunta que: “la elección de Tz’ ak- B’u Ajaw como consorte de Pakal debió de ser una decisión bien calculada en términos geo-políticos” y es ejemplo “de estrategias de cohesión regional que implementó la dinastía palencana dentro de todo su territorio de dominio señorial”, considerando que Ox Te’K’uh –lugar de donde provenía la Reina Roja- además de su papel como baluarte político y guerrero, era “un punto de captación de jadeíta y otros materiales codiciados por la nobleza central, signo de riqueza, poder y prestigio”

Un texto glífico del Templo del Sol asienta que la señora Tz‟ak-b‟u provenía de una localidad provincial palencana llamada Ux Te‟ K‟uh, cuya ubicación arqueológica resulta desconocida, aunque podemos entrever que Ux Te‟ K‟uh estuvo situada al oeste de la capital, en algún punto intermedio entre Palenque y Tortuguero. Rodrigo Liendo piensa que ese sitio pudo ser El Retiro, importante cabecera palencana que aparentemente controlaba la zona occidental del señorío. Es posible que Ux Te‟ K‟uh hubiese ganado importancia durante las épocas de exilio de la dinastía palencana, cuando habría servido como una “población de refugio”, aunque esto no es más que una mera hipótesis. El matrimonio de Pakal quizá marcó el inicio del ejercicio pleno de sus facultades como gobernante.

El linaje de Pakal y la Reina Roja

Guillermo Bernal, apunta que conforme un texto glífico, la señora Tz‟ak-b‟u Ajaw procreó cinco hijos, de los cuales por inscripciones se conocían tres: K‟inich Kan B‟ahlam, que nació el 20 de mayo de 635, tras casi nueve años de vida conyugal con Pakal; K” inich K’an Joy Chitam, quien nació el 2 de noviembre de 644; y Tiwohl Chan Mat, cuya fecha de nacimiento se remonta al 14 de marzo de 648 d.C.

A partir de la reintegración de dos fragmentos correspondientes al Tablero Norte del Santuario del Templo del Sol, de la Zona Arqueológica de Palenque, en Chiapas, se realizó una nueva lectura de su texto glífico, en el cual podría estar referido el nombre de otro hijo (el segundo), hasta ahora desconocido, de Pakal. Waknal Bahlam Chaaj Il Sibik Kan nacido entre el año 636-643 es un personaje enigmático de la historia de Palenque, ya que no se disponen de más datos sobre su vida. El registro de su participación en la campaña militar del 687 contra Toniná, indica que fue un jefe guerrero muy eminente. Es posible continuó el epigrafista que dicho personaje haya muerto antes de 702, año en que falleció K‟inich Kan B‟ahlam, dejando a su hermano K’inich K’an Joy Chitam II como el único heredero posible. Del posible quinto hijo de Pakal y Tz‟ak-b‟u Ajaw, no hay, hasta la fecha, algún registro que dé cuenta de su nacimiento y trayectoria

La señora Tz‟ak-b‟u Ajaw falleció, el 13 de noviembre de 672, once años antes que su esposo, y fue enterrada en la cámara central del Templo XIII-sub o “de la Reina Roja”. Cuando ocurrió el deceso, este edificio estaba totalmente terminado; quizá comenzó a ser construido unos 4 o 5 años antes. El Templo XIII-sub originalmente fue proyectado como el recinto funerario que albergaría los restos mortales de K‟inich Janaahb‟ Pakal y de la señora Tz‟ak-b‟u Ajaw. Al morir su consorte (o quizás un poco antes), Pakal parece haber cambiado de opinión y comenzó erigir otro edificio mortuorio, para su uso exclusivo: el Templo de las Inscripciones, construido junto al recinto funerario de su esposa.

A principios de diciembre de 2005 la plataforma de Discovery Channel transmitió un documental, de dos horas de duración, titulado “La Reina Roja, un misterio maya” producido por Alameda Films bajo la dirección del cineasta mexicano Carlos Carrera, La Reina Roja, contó con la supervisión de Michela Giorelli, Directora de Producción y Desarrollo de Discovery Networks Latin America / Iberia. En el 2005 aún no se corroboraba la identidad de la Reina Roja, por lo que en el programa los espectadores conocieron a tres mujeres cuya importancia dentro de la realeza palencana las hacían candidatas a ser la Reina Roja: Yohl Ik Nal, la primera mujer que gobernó Palenque; Zak Kuk, la madre del más influyente rey de Palenque, Pakal II, y Tz‟ak-b‟u Ajaw, esposa de Pakal II y madre de sus hijos. El documental reunió a los más destacados investigadores de la cultura maya. Vera Tiessler, bioarqueóloga de la Universidad Autónoma de Yucatán, condujo la ambiciosa investigación, apoyada en los testimonios de importantes investigadores como los mexicanos Arnoldo González Cruz y Fanny López, que dirigieron el equipo de excavación en la tumba; el antropólogo Arturo Romano Pacheco; el historiador Guillermo Bernal y. Además, colaboraron en el programa el epigrafista David Stuart y el arqueólogo David Friedel.

Libros publicados con la temática de la Reina Roja

Las investigaciones realizadas en torno al hallazgo de la osamenta de la emblemática Reina Roja, se publicaron en el libro, de Arnoldo González Cruz, “La Reina Roja, una tumba real en Palenque”, coeditado por Turner y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en 2012. González Cruz describe los estudios que hasta ese momento se habían practicado desde entonces a la osamenta hallada en el templo XIII. El autor recrea para los lectores el célebre descubrimiento que marcó la historia de la arqueología mexicana; además, presenta 175 fotografías, 25 dibujos y siete mapas que muestran los aspectos más relevantes de la vida cotidiana de los antiguos habitantes de Palenque, así como el desarrollo de esa mítica civilización, desde el año 100 aC al 900 dC.

Cuando se presentó el libro, el arqueólogo e investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, comentó: “Arnoldo nos lleva de la mano por la selva palencana para darnos, primeramente, el entorno en el que se desenvuelve la ciudad de una reina, sugestivo título para el primer capítulo en el que habla de los pormenores de la misma: su topografía, geología, clima, fauna y flora, para dar el paso al hombre maya, hacedor de Palenque. El aspecto físico de los mayas, prosiguió Matos Moctezuma, nos es dado por los estudios que se han practicado en los restos óseos y en las mismas representaciones que sus artistas han dejado… la información contenida en el volumen gira en torno a las referencias sobre el tema de la muerte, las prácticas funerarias y la descripción de los entierros encontrados en Palenque en cualquiera de sus modalidades.
A lo largo de la obra, explicó Matos Moctezuma, el lector se entera de las diversas disciplinas que proporcionaron información tras el análisis de la tumba y de la osamenta. También hubo una reconstrucción facial basada en el cráneo y se detallan sobre algunas representaciones en tableros palencanos que sugieren que la Reina Roja podría tratarse de la esposa de Pakal.

En “La Reina Roja, una tumba real en Palenque” también se muestran los análisis de la posición que guardaban los materiales arqueológicos contenidos en el entierro de la Reina Roja, la descripción de las ofrendas asociadas y su posible significado. Además de los estudios de las máscaras de mosaicos descubiertas en la tumba y las similitudes y diferencias que guardan entre sí la tumba de la Reina Roja y la de Pakal II.

Por su parte Rodrigo Liendo Stuardo, arqueólogo del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, destacó la labor del autor, quien no sólo aborda el tema del origen e identidad de quien fue enterrada en esa tumba, sino también la importancia que tuvo dentro de la sociedad palencana, además hace inferencias sobre los conceptos y ritos relacionados con su muerte, a través del análisis de materiales arqueológicos, así como del uso de la epigrafía y la historia.

El libro se integra por doce capítulos que se encuentran ilustrados con fotografías e imágenes: La ciudad de una reina, Muerte en Palenque, Un templo al descubierto, Abriendo un sarcófago, Una tumba para la eternidad, Pistas enterradas, Teselas en el tiempo, Tránsito al inframundo, Tras las huellas de una reina, La Reina Roja y su relación con Pakal y Reflexiones finales. Los capítulos versan sobre la recreación de vida de los antiguos habitantes de Palenque, su arquitectura funeraria y el sistema de enterramiento, las técnicas de exploración utilizadas en 1994 en el Templo XIII, en cuyo interior fue descubierta la cámara funeraria y como se realizó la apertura del sarcófago. También se dan a conocer análisis de la posición que guardaban los materiales arqueológicos contenidos en el entierro de la Reina Roja, la descripción de las ofrendas asociadas y posible significado, los estudios de las máscaras de mosaicos encontradas, y las similitudes, y diferencias, entre la tumba de la Reina Roja y la de Pakal.

Adriana Malvido escribió en 2006 “La reina roja. El secreto de los mayas en Palenque”. En 2012 publicó una versión para jóvenes: “La noche de la Reina Roja” que es un aporte para los jóvenes lectores porque enseña la historia prehispánica con un lenguaje ameno y cálido. Logrando que el lector se involucre con las vicisitudes de un gran descubrimiento y los señalamientos claves de la Reina Roja sobre su vida y su época. Esta novela invita a la aventura de leer, a desterrar la creencia de que el trabajo científico es aburrido y poco emotivo. Esta obra permite echar un vistazo a nuestra historia con frescura, asombro y respeto por lo que aún se desconoce.
También hay una novela publicada en inglés, “The Mayan Red Queen: Tz’aakb’u Ahau of Palenque” escrita por Leonide Martin.

Otros libros publicados están dirigidos a niños: “El guardián de la Reina Roja”, de Beatriz Meyer y Enrique Pimentel (2011) es una novela que involucra las profecías mayas del fin del mundo, involucra a los maras, al México y el mundo contemporáneo, con sus crisis, sus desastres y sus esperanzas; “Pakal y la Reina Roja”, de César Gutiérrez y Natalia Gurovich (2014). Novela en la que Kinich Kan Bahlam es testigo de la grandeza de Palenque bajo el reino de su padre, el gran Pakal, y de su madre Tz‟ak-b‟u Ajaw, la Reina Roja. K’inich está destinado a convertirse en rey, pero la memoria de sus padres lo acompañará por siempre.

http://confabulario.eluniversal.com.mx/reina-roja-mayas/
https://arqueologiamexicana.mx /mexico-antiguo/quien-es-la-reina-roja
https://www.inah.gob.mx/en/boletines/5482-nuevos-estudios-indagan-en-el-origen-del-ajuar-de-la-reina-roja
https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/Identifican-a-hijo-desconocido-de-Pakal—20110208-0030.html
https://www.bbc.com/mundo/noticias-45014307
https://www.jornada.com.mx/2012/01/15/cultura/a03n1cul
https://www.inah.gob.mx/boletines/811-reina-roja-esposa-no-madre-de-pakal
https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/el-templo-de-la-reina-roja-palenque-chiapas
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/la-misteriosa-tumba-maya-de-la-reina-roja-de-palenque_11262/5

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