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Nelly Gallardo Borges

Originaria de Tapachula, es novelista, poeta y dramaturga, además de ensayista y escritora de artículos periodísticos. Escribe poesía, narrativa y cultiva el género epistolar. Es profesora de Educación Primaria Superior, egresada de la Escuela Normal Vespertina del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas; licenciada en Educación Primaria por la Universidad Pedagógica Nacional y en Educación Media en el área de Matemáticas por la Escuela Normal Superior de Chiapas. Nelly Gallardo Borges Ha obtenido primeros lugares en poesía y cuento corto, en concursos municipales, estatales y nacionales convocados por el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores. Cuenta con una gran experiencia a través de la escritura lo que le ha posibilitado participar en gran parte de la vida cultural de Chiapas. El más reciente de los libros de Nelly Gallardo es de poemas: “Emociones entrelazadas” . libro del que la escritora Patricia Fonseca afirma que la idealización romántica en los poemas de la autora, describen la abstracción que la autora hace de sus anhelos, como el amor platónico y la pasión por la literatura. Gallardo Borges, sobre esta obra dice que algunas de sus experiencias de vida fueron plasmadas en él y que son un homenaje que le rinde a grandes escritores, como Jorge Luis Borges, Mario Benedetti y Pablo Neruda.

 


 

Olga Costa “La Vendedora de Frutas” 1951. Imagen archivo

En un espacioso comedor, se escuchaban voces que se expandieron por toda la casa. Esas voces eran nada más y nada menos, como se dice, de unas apetitosas frutas que en la mesa platicaban entre ellas. La plática giraba en torno a lo que cada una de ellas creía ser:

-Yo soy una fruta muy sabrosa y además muy importante pues estoy desde el inicio de la humanidad- dijo la manzana

-¡Bah!-dijo la pera- por no ver que fuiste la fruta de la discordia.

-Envidiosa- expresó la manzana- lo dices porque el que  come pera y es-pera deses-pera.

– Ya ustedes, fruta valiosa yo, porque soy fresca y además represento los colores de la bandera mexicana- expresó muy ufana la sandía.

-Cómo son de vanidosas- dijeron las uvas. Y siguieron diciendo agrupadas en un racimo:

-Importantes nosotras, pues de nuestro jugo sacan el elixir de la vida, también desde tiempos inmemorables. ¿Ven?

-Dejen de creerse las divas; quizá tengan algún beneficio, pero yo soy la que además de refrescar, de utilizarme en bebidas exquisitas, tengo poderes curativos-dijo la piña con presunción.

-Miren, compañeritas, yo soy el principal fruto, porque desde temprano en el desayuno los humanos me utilizan en su cereal, sin mí sería insípido. Y no ando presumiendo.

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Claro, era un plátano el que hablaba así. Y ¡Que bárbaras! Vean ustedes lo que siguieron diciendo:

-¡Ah, no! Solo andas ahí de jactancioso. Para el desayuno soy la primerita para ellos, ¿sabes? Mi jugo es exquisito y nutritivo- dijo la naranja, contestándole al platanito.

También las frutas tarareaban música. Danzaban sobre la mesa, y una granada danzó alocadamente cantando:

-Olé y olé mi cantar se vuelve gitano, lari larari.

Tanta vuelta dio que se cayó de la mesa y ¡plash! toda se destripó. Al ver eso, las demás frutas callaron y quedaron  preocupadas.

-Oigan, no somos nada-dijo un limón.

-Cierto -dijeron las demás-, ella que era una fruta positiva y que sólo se puso alegre miren lo que le pasó, y nosotras ¿qué?

-Tal vez jamás serviremos de nada, a lo  mejor sólo como adorno- expresó la piña.

-¿Adorno?- Preguntó la manzana- No seas ridícula- dijo.

-Sí- dijeron las demás, no haciendo caso de la manzana

-No se han dado cuenta que somos frutas ¡Glup!- dijo la pera.

-Claro que sí. ¿Y eso qué?- expresó la sandía.

El plátano dijo: – Que somos frutos, no adornos.

En eso estaban cuando el frutero que estaba en la mesa contrariado dijo: -Estas ya andan de locas, las pondré en su lugar- y se escuchó un escándalo.

-¡Órale no empujen!- gritaban todas.

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-Estamos muy apretadas- se quejaban

-Nos vamos a dañar y quizá a carcomer- decían al mismo tiempo, hasta que una de ellas comentó:

-Miren, nos rayamos un poco, ¿a qué se debe? Hemos estado presumiendo y todas somos iguales – terminó diciendo  muy centradamente el melón.

Todas las frutas quedaron calladas y resignadas a su suerte quedando en el frutero como adorno de plástico en el centro de la mesa por mucho tiempo.

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